martes, 29 de enero de 2013

El tango de la guardia vieja, Arturo Pérez-Reverte

La última novela de Pérez-Reverte, como siempre, interesante, documentada y bien escrita. Nada más. Y nada menos.

El tango de la guardia vieja nos cuenta una clásica historia de amor-desamor entre Max Costa, galán sin medios y ladrón ocasional que aprovecha su apostura y distinción natural para vivir a costa de los demás, y Mecha Inzunza, esposa de un músico de éxito y bellísimo animal, como el propio Max diría.

La historia narrada ocurre en tres momentos bien diferenciados, pero se narra de manera entreverada, pasando continuamente de un escenario a otro.

Max y Mecha se conocen en el transatlántico Cap Polonio, rumbo a Buenos Aires en algún momento en torno a 1920. Max es un bailarín que entretiene a las señoras del barco y Mecha y su marido son pasajeros del mismo. El común interés del marido de Mecha y de Max por el tango permitirán a Max y Mecha iniciar la relación que se desarrollará a lo largo de la novela.

Mas tarde, durante la segunda guerra mundial, Max y Mecha coinciden, casualmente, en Niza. Allí, él intentará robar, por encargo, unos papeles importantes para los gobiernos italiano y español.

Al final, en Amalfi, ya sexagenarios, nuestros protagonistas se vuelven a encontrar. A Max le ha abandonado la fortuna y, abandonado sus sueños de grandeza, se gana la vida como chófer. Al final se ha convertido en chófer de si mismo. O, mejor, en chófer de lo que a él le hubiera gustado ser. En Amalfi, por amor a Mecha, o a su hijo (el de Mecha seguro, quizá el de Max) o a si mismo, vuelve a las andadas para robar cierto libro de interés para Mecha.

El estilo de Pérez-Reverte, es ágil a la vez que preciso, y sus novelas siempre son agradables de leer. Además, tienen el interés añadido de meterte, siempre, en un mundo desconocido para el lector. En esta novela es el mundo de los transatlánticos y del tango. Y desde luego, ahí ,Pérez-Reverte se luce en su labor de documentación.

Concluyendo: novela de interés, fácil lectura y escrita con tino.

Don Quijote de la Mancha I, Miguel de Cervantes

Doce años después de mi primera lectura, abordo de nuevo las aventuras del ingenioso hidalgo.

Es difícil afrontar la lectura de una de las joyas de la literatura universal porque, de manera consciente o subconsciente, el lector está fuertemente condicionado por la magnitud de la obra, reconocida por unanimidad a lo largo de continentes, épocas y culturas.

En la primera lectura, me resulto un libro pesado, largo y enrevesado. No conseguía discernir entre las historias auxiliares y el discurso de la obra principal. Disfruté con el vocabulario y las retóricas de Don Quijote y Sancho, pero me costó llegar al final del libro.

Ahora, acabo de leer la primera parte de nuevo. La he disfrutado mucho más que la lectura anterior y solo al final, se me ha hecho un poco pesada.

Esta parte de la novela comienza contándonos la locura de Alonso Quijano, su conversión en caballero andante en una venta, tomada por el trastornado Quijano por un castillo, sus primeros intentos de desfacer entuertos y su regreso a casa. Después, aparece Sancho, convertido en escudero de Don Quijote y se nos cuenta la segunda salida, repleta de historias, aventuras y desventuras. Concluye la primera parte con el regreso de Don Quijote, bastante averiado, a casa.

He gozado mucho leyendo los diálogos entre Don Quijote y Sancho. A veces, también he disfrutado de las novelitas "laterales". Y lo he pasado estupendamente leyendo los discursos de Sancho.

A veces me pregunto que opinaría yo, o cualquier lector normal del Quijote, si lo leyera sin saber que es EL QUIJOTE, con mayúsculas. ¿Nos parecería tan genial?.

jueves, 17 de enero de 2013

Autobiografía III (1944-1967), Bertrand Russell

Acabo de terminar la biografía de Russell. El tercer y último volumen me ha resultado un poco decepcionante a pesar de que el volumen abarca una época tan interesante como una buena parte de la guerra fría.

Russell dedicó los últimos decenios de su vida a trabajar en pro del desarme nuclear. De la lectura del texto se desprende que Russell creía posible que en cualquier momento un gran conflicto nuclear provocara el fin de la civilización tal y como la conocemos. Hoy en día, en tiempos en los que la preocupación se ha desplazado de la guerra nuclear al terrorismo yijadista, este punto de vista llama la atención, pero hay que recordar, que todavía a lo largo de los años ochenta, el invierno nuclear era una preocupación latente.

A estas alturas de la autobiografía, ha desaparecido completamente cualquier referencia a la vida personal de su protagonista, a las matemáticas o la filosofía y Russell ya no tiene vida académica. Para mí, este Russsell, sin duda, es menos interesante. No puedo evitar pensar en las similitudes entre el Russell de los años 50 y 60 del siglo pasado y el Chomsky de las últimas dos décadas. En cuanto a su prestigio intelectual, en cuanto a su comprometido activismo político e, incluso, a sus puntos de vista políticos.

Además, el texto gira en torno al trabajo y movilizaciones de Russell y sus organizaciones amigas en favor del desarme nuclear, y pasa de puntillas sobre los hechos políticos relevantes que provocaban esas manifestaciones. El resultado es que para un lector normal resulta muy difícil contextualizar la narración.

En mi opinión el texto es una colección de reflexiones, con interés solo para los estudiosos.

sábado, 12 de enero de 2013

Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones. Charles Bukowski

Este es el primer libro de Bukowski que fue editado en España. Además, es uno de los pocos que yo todavía no había leído.

Estamos ante una colección de relatos, protagonizados por el propio Bokowski o alguno de sus alteregos, y gravitando sobre los temas habituales del autor: el vacío existencial, la hipocresía, la imposibilidad de la comunicación,...

Estos relatos fueron escritos en torno a 1970 y son un poco diferentes a los de sus otras colecciones. Bukowski se sale un poco de su historia habitual (mujeres, sexo, alcohol, carreras, broncas,...) y entra en otros rollos: violencia, alienación laboral, locura.... Creo que pierde un poco cuando lo hace.

Realmente disfruto del realismo sucio de Bukowski y de su humor negro.

Todos sus personajes esperan muy poco de la vida, por eso disfrutan lo que llega, cuando llega y como llega. La vida, para ellos, claramente no tiene propósito, destino u objetivo. Esa es la tesis filosófica fundamental de Bukowski y de su literatura.