domingo, 27 de julio de 2014

Los tipos duros no bailan, Norman Mailer

No todo Mailer va a ser tan bueno como El fantasma de Harlot o Los Desnudos y los muertos.

Floja novela. O quizá no tan floja, pero yo no he conseguido sincronizarme con ella. No le he dedicado el  tiempo necesario y poco a poco he ido perdiendo la historia. No he leído más que buenas reseñas de esta novela, así que quizá valga la pena volver a por ella en algún momento.

Tim Madden es un escritor de poco éxito, que acaba de ser abandonado por su mujer. Cuando una mañana de resaca y amnesia intenta reconstruir sus últimas horas, una cabeza de mujer rubia aparece y termina de complicarle la vida.

La novela discurre mientras acompañamos a Tim en una rocambolesca serie de pesquisas que intentan iluminar lo ocurrido en los últimos días y, también, el discurrir vital de Tim en los últimos años.

lunes, 21 de julio de 2014

El hombre que se esfumó, Sjowall & Wahloo

Hace unos meses contaba con emoción el hallazgo de una novela negra escandinava, tan buena como las de Mankell. Me las prometía muy felices.

Tras la lectura de El hombre que se esfumó, sin duda, mi entusiasmo debe ser refrenado.

Esta novela, la segunda de la serie del inspector Beck, me ha dejado bastante frío. La trama de desarrolla mientras acompañamos al inspector Beck a Budapest para investigar de desaparición de un importante periodista sueco.

Nada de la interesante crítica social de otras novelas, ni de la aguda mirada a los problemas de convivencia, comunicación y autoestima propios de una sociedad desarrollada. Nada de tramas trepidantes. Solo una vulgar historia de detectives. Que quizá no sea poco.

De interés el fiel retrato de la Hungría comunista.

jueves, 17 de julio de 2014

La gata sobre el tejado de Zinc

Breve e interesante obra de teatro del gran Tennessee Wiliams. En pocas páginas el autor es capaz de mostrarnos algún que otro personaje memorable y de enfrentarnos con el egoismo y la hipocresia, dos de los rasgos más tristemente característicos de nuestra especie.

La obra nos coloca, durante unas pocas horas, en la mansión de un rico plantador sureño próximo a la muerte. Mientras, uno de sus hijos, Brick, por el que el padre siente devoción, ajeno a todo, se deja llevar por la abulia y el alcohol. El otro hijo, Gopher, quizá manipulado por su esposa Edith, hace lo posible por influir en el padre a la hora de hacer testamento.

Resulta asombrosa la hipocresía y naturalidad con la que los seres humanos somos capaces de desenvolvernos aún en las horas más tristes y con las todas las necesidades satisfechas.

Memorabe Brick, devastado por el alcohol pero atractivo en su irresistible indiferencia.

Memorable el padre, altivo, orgulloso y dominante hasta los albores de la muerte.

Inevitable pensar en el gran Paul Newman mientras las páginas desfilan.

martes, 15 de julio de 2014

La marcha Radetzky, Joseph Roth

Gran novela, sin duda. Aunque un pelín rara.

Roth nos permite acompañar a varios miembros varones de la dinastía de los Trotta, desde la batalla de Solferino, en la que el primer Trotta salva la vida al emperador y se convierte en un héroe, hasta el inicio de la Gran Guerra, en la que el último Trotta combatirá con más pesar que entusiasmo.

A lo largo de la lectura, especialmente en la primera mitad, tenía la sensación de ser un lector a la búsqueda del tema de una novela. Leía y leía, y no acababa de quedarme claro cual era el tema de la novela. Al final, el relato encuentra un centro estable en las andanzas del último Trotta y su más bien desventurada existencia.

Este Trotta es un hombre sin atributos. Pasa por la vida sin mancharse, pero la vida tampoco le mancha a él.

En cualquier caso, sin duda, el valor principal de la novela, en mi opinión, es reflejar de forma inmejorable la sensación de estar viviendo el fin de un momento histórico que transmiten sus personajes.

Y es que la existencia del último Trotta está enmarcada en en las décadas finales del Imperio Austrohúngaro, durante las cuales, en la calle, la gente percibía que algo estaba terminando, y que ese algo iba a ser reemplazado por otra cosa muy diferente. Había una conciencia colectiva de que,poco a poco, nada iba a ser como antes.

Este mundo ya no era el de antes. Estaba desapareciendo. Era ley que en el momento de desaparecer tuvieran razón los valles frente a las montañas, los jóvenes frente a los viejos, los necios frente a los sabios.

En la novela queda magníficamente retratada la labor desintegradora de las tensiones nacionalistas, potenciadas por la senilidad del emperador y del imperio. Es una novela triste, porque tras leerla, llegas a la conclusión de que los ciudadanos, ante está sensación de inminencia de cambio político histórico, nos comportamos con resignación y fatalismo y renunciamos, como colectivo a cualquier intento de control del cambio.

miércoles, 9 de julio de 2014

A la caza del amor, Nancy Mitford

A veces elegimos un libro para leer casi al azar: el título, la ilustración, la encuadernación o la contraportada. En este caso ha sido la editorial lo que movido mi elección.

He leído media docena de títulos de Libros del Asteroide y todos han resultado un doble éxito: éxito por el interés del libro en cuestión y mayor éxito porque el autor, desconocido para mi hasta el momento, pasaba a ser un autor de interés.

En este caso se trata de A la caza del amor y de Nancy Mitford. Estamos ante una de esas novelas, sin aspiraciones, pero que un autor de talento y oficio ha conseguido convertir en una novela de gran interés.

Mitford nos cuenta la historia de un grupito de personajes, más o menos emparentados, y más o menos adinerados, en los años previos a la segunda guerra mundial. El centro de la narración es Linda, tan idealista e inocente como impetuosa e insoportable, y su deambular permanentemente tras el amor, con mayúsculas.

Entretenida, deliciosa y brillante.

martes, 1 de julio de 2014

En la orilla, Rafael Chirbes

De vez en cuando, me reencuentro con la literatura española, más bien abandonada en esta última década. Disfruté mucho con Llamazares, Echevarría, Reverte, Marías y demás, pero, poco a poco, los he ido abandonando. No solo eso, sino que cuando los he retomado, la experiencia no ha resultado demasiado satisfactoria.

En este caso, Chirbes, sí que lo ha sido. Pese a no haberlo leído todavía, parece que Rafael Chirbes es uno de los grandes narradores del momento. Esta novela, En la orilla, desde luego me ha parecido una gran novela.

Chirbes nos permite acompañar a Esteban, carpintero en ruina, en su viaje por la desolación. Desolación familiar, centrada en la deprimente relación entre Esteban y su padre, enfermo terminal. Desolación social, que gira en torno a la hipocresía, la avaricia y la despersonalización de los amigos y paisanos de Esteban. Desolación económica, la de la explosión de la burbuja inmobiliaria en el levante español.

Chirbes utiliza mucho recursos narrativos diferentes, pero la narración es siempre ágil, aunque al principio, cuesta comprender la solida textura moral de la narración.
Esteban no ha tenido suerte. Quizá no la ha buscado. O no la ha buscado lo suficiente. Pero sus amigos y conocidos, que sí la han buscado, tampoco la han tenido, o la han tenido y no la han aprovechado, y han acabado rodeados de putas, alcohol,  servidumbres morales y mucha tristeza.

Parece un gran hallazgo la utilización del pantano como metáfora de algo que siempre está ahí, normalmente oculto a la vista, permitiendo arrojar a su interior todo lo que es feo o maloliente. Y en momentos de crisis, cuando todo se derrumba, el pantano toma protagonismo, reaparece y nos hace ver que siempre ha estado hay, como una especie de atractor invencible. Gran novela.