miércoles, 21 de marzo de 2018

El gato, Georges Simenon

Novelita. Y a la vez obra maestra. Puede parecer incompatible, pero no lo es.

Novelita por poco ambiciosa y sin pretensiones. Obra maestra por, en apenas doscientas páginas, provocar, interesar y atrapar al lector en una magistral demostración de cómo crear desasosiego y atracción a partes iguales.

Todo a partir de una pequeña historia sin apenas interés ni proyección.

Emile y Marguerite, viudos ambos, se han casado hace pocos años, ya septuagenarios, para combatir la soledad y el aislamiento. Pero ambos provienen de entornos completamente diferentes. No tienen nada en común y el matrimonio enseguida naufragará en medio del tedio más absoluto.

Al fracaso seguirá una guerra psicológica de una crueldad y determinación dificilmente imaginable en una pareja de ancianos.

A esto hay que añadir la maravillosamente ligera Nelly que aporta un punto de alegría, desinhibición y erotismo.

Novela muy notable.

domingo, 18 de marzo de 2018

La llamada de la tribu, Mario Vargas Llosa

Que grande Vargas Llosa. No solo novela como los ángeles. Además lee y estudia con provecho.

En este libro, promocionado como biografía intelectual aunque no es tal, MVLL sí que hace un pequeño recorrido por su devenir ideológico.

Desde la izquierda, más o menos extrema, en París durante su juventud, a la socialdemocracia en su madurez y al liberalismo en su senectud.

Con todos los respetos, el camino que la razón indica y que la realidad dicta.

Después, 7 breves ensayos divulgativos y ligeros, acerca de 7 pensadores determinantes para la epifanía liberal de MVLL: Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich August von Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Jean-François Revel.

Palidezco de envidia al ver como MVLL ha leído, estudiado y anotado la obra completa de estos 7 y otros 77 más, con gran aprovechamiento.

Ha despertado mi interés por Popper, Aron y Revel.

viernes, 16 de marzo de 2018

Moby Dick, Herman Melville

Segunda lectura.

Obra inabarcable, como la erudición de su autor.

Obra riquísima en simbología e interpretaciones.

Ofrece múltiples lecturas. Puede leerse como novela filosófica repleta de símbolos. Como novela de aventuras, saltando los capítulos aburridos, que los hay. O como documental sobre los balleneros, su vida y su actividad.

O como obra épica, con momentos de intensidad homérica.

Y uno de los grandes inicios novelísticos de la historia de la literatura: "Podéis llamarme Ismael..."

Decir que le sobran páginas..., que digo... capítulos enteros, es tan obvio como que la naturaleza extensa, dispersa, ramificada, casi fractal, es consustancial con la obra de Melville.