Habitualmente su mundo es el de las ciudades industriales inglesas, la marginalidad, el desempleo, los subsidios y la desindustrialización. En esta novela su mundo es el de las ciudades norteamericanas, las obsesiones por la comida y el deporte, los medios y su ética y su influencia. Lucy Brennan, entrenadora personal, obsesa del cuidado personal, con un ímpetu arrollador, y Lena Sorenson, artista, su antítesis, blanda, débil, obesa y adicta a la comida basura, son las protagonistas.
A lo largo de diversas sucesos, a veces tan alocados como imposibles, la relación entre ellas se va estrechando y pasa de la mera atención profesional, a la obsesión patológica, la atracción sexual y el amor.
La narración siempre tiene interés aunque a ratos es un poco desquiciada. El sentido del humor de Welsh, siempre provocador e hiriente facilita la lectura.
Aún así, me gusta más el Irvine Welsh de Trainspotting , Cola o Porno.