domingo, 17 de febrero de 2019

Los vecinos de enfrente, Georges Simenon

Simenon es un escritor apasionante. Cuando abres una de sus novelas, especialmente las no-Maigret, no sabes lo que te vas a encontrar.

Bueno, sí que sabes algo: te vas a encontrar una narración breve, entretenida y ágil. Además, extraordinariamente ambientada y siempre tensa. Pero, respecto a las 5Ws, nada.

En este caso estamos en Batum, ciudad soviética a las orillas del mar Negro, en los años 30 del siglo pasado. Un triste funcionario consular turco acaba de ser destinado allí.

La tristeza, el aislamiento y la claustrofobia política y humana del lugar pasarán factura a Adil Bey, que acabará enamorándose de su secretaria. Las consecuencias serán funestas.

lunes, 4 de febrero de 2019

Los dioses tienen sed, Anatole France

En ocasiones, un tipo normalmente constituido que lleva a cabo su trabajo con celo puede ser el responsable de cantidades infinitas de sufrimiento. No por maldad o enfermedad moral, sino por pura responsabilidad.

Este enunciado fue elevado a la categoría de afimación filosófica por la alemana Hanna Arendt, en relación con el juicio por crímenes contra la humanidad de Adolf Eichmann, en 1961. Desde entonces, esta o parecidas reflexiones suelen ser conocidas como la banalidad del mal.

En cierto modo, Los dioses tienen sed es una recreación literaria de la banalidad del mal.


Francia, 1794. Estamos en el periodo más insoportablemente
 violento de la revolución francesa: la convención. Robespierre es el héroe aclamado de la Francia revolucionaria. Cualquier exceso es poco si es en la defensa de la revolución y sus ideales más radicales.

Evariste Gamelin es un escritorzuelo subyugado por la pureza inhumana de la revolución. Es un hombre bueno, justo y honrado. Pero esas virtudes, en un tribunal de la convención, se transmutan en pesadas cargas para la ideas de justicia y piedad.

Asistiremos a los últimos excesos de los tribunales de la convención y la posterior reacción termidoriana. Todo ello en medio de una gran violencia formal y de un catártico, a la par que metafórico, baño de sangre.

Por lo demás, el estilo narrativo de Anatole France es, quizá, demasiado seco. Ademas, los protagonistas y los hechos históricos, siempre presentes en la narración,  hacen que ésta, en ocasiones, sea difícil de seguir. Y más para alguien alejado geográfica y temporalmente de los sucesos narrados.

viernes, 1 de febrero de 2019

La balada del norte, Alfonso Zapico


Hay que estar muy seguro de tus fuerzas para abordar un proyecto tan difícil, arriesgado y polémico como La balada del norte en los tiempos que corren. En torno a pocos acontecimientos del pasado reciente de España se percibe tanta polarización como en torno a la insurrección asturiana del 34: revolución popular para unos y golpe de estado para otros. Lo mismo se puede decir respecto
al final del episodio: represión brutal para unos, restablecimiento del orden constitucional para otros.

El historietista asturiano Zapico se ha atrevido, y en forma de novela gráfica en tres hermosos tomos, inconclusa todavía.

Bonito dibujo en blanco y negro. Pero le falta literatura. Y sí, ya se que no es una novela, que es una novela gráfica. Aún así, creo que Zapico hace descansar la historia en demasía sobre el elemento gráfico.

Y en cuanto al enfoque histórico, aunque no lo conozco apenas, parece huir de maniqueísmos fáciles. Ya veremos el desenlace en el tercer tomo, todavía no publicado.