jueves, 30 de enero de 2020

El corazón de Inglaterra, Jonathan Coe

Jonathan Coe es un novelista británico hasta hace unos meses poco conocido en España. Había escrito bastantes novelas, pero solo dos de ellas habían tenido cierto éxito: El club de los canallas, sobre los años de Thatcher, y El circulo cerrado, sobre los años de Blair. Pero el brexit es un temazo tal que, aunque falte perspectiva, los escritores british se empiezan a animar a escribir sobre él.

El corazón de Inglaterra es una novela coral, satírica, cínica y muy divertida. Coe retoma algunos de los personajes de sus novelas anteriores y construye un colección amplia de seres humanos, unidos por algún tipo de relación familiar, social o sexual. Después, los coloca en el tablero, les da un poco de impulso, y los pone a jugar.

El tablero no es otro que la Inglaterra de la última década. Lo mejor de la novela, que se lee con gran disfrute, es que muestra de manera verosímil el abismo político que se está abriendo entre diferentes grupos humanos, sociales, y económicos en todo occidente. Por supuesto, en cada país con su sabor particular. En el Reino Unido, este sabor es el sabor del brexit.

En algún momento de la novela, uno de sus protagonistas reconoce estar convirtiéndose en un adicto a la indignación. Y es que en cierto modo, todo el mundo cree tener motivos para estar ofendido o indignado. Y el que no lo cree, poco a poco se harta de ver a los demás indignarse u ofenderse con autentica devoción, y acaba ofendiéndose por simpatía, ya que, aunque no tenga muchos motivos, está seguro de tener más que los que constantemente se están ofendiendo.

Desde la izquierda, ya lo sabemos, los recortes, la precariedad, la destrucción del estado del bienestar... nada nuevo.

Lo original de la novela es es reflejo especular de la indignación izquierda. Es decir, la indignación derecha: la corrección política, la hiperprotección de las minorias, la sensación de abandono de los que no pertenecen a ninguna de las categorías de oprimidos, los burócratas al timón de la Unión Europea pervertiendo sus objetivos y, por último, la constatación de que la esencia de Gran Bretaña, sea eso lo que fuere, está desapareciendo.

miércoles, 22 de enero de 2020

En reino dividido (Trilogía Transilvana III), Miklos Banffy

Conclusión de la muy interesante Trilogía Transilvana.

La muerte de Uzdy permite a Adrienne y a Balint retomar su amor, ahora más plácido y menos turbulento.

Mientras tanto, los acontecimientos políticos se precipitan hasta su desenlace final, con el asesinato de Francisco Fernando en Sarajevo.

Como es bien sabido, este final será el principio de la Gran Guerra. Pero esa es otra historia.

Vale la pena reflexionar sobre el papel de liderazgo que, durante los siglos pasados, los aristócratas deberían haber desempeñado en el desarrollo de sus comunidades rurales y que, al menos en España, tan poco habitual ha sido.

De bien nacido es ser agradecido y si el duque o conde o señor, así como toda su familia, tenían asegurada una vida muelle y regalada gracias a las rentas que su heredad les producía, no parece excesivo, a cambio, un cierto compromiso con el progreso y el desarrrollo de su comunidad.

Esta reflexión viene a cuento de Balint Abady, que podría ser puesto como ejemplo de aristócrata implicado de acuerdo a lo arriba comentado.

Lamentablemente, muchos de los aspectos políticos concretos de la narración son de muy difícil seguimiento por un lector desde la España de nuestros días, ya que no conocemos ni a los personajes ni a la mayoría de los hechos narrados por Banffy y que él da por conocidos. Aún así, es imposible no percibir un aire de final de fiesta en el que cada uno pilla lo que puede antes de irse.

Y que el último apague la luz.

jueves, 16 de enero de 2020

Las almas juzgadas (Trilogía Transilvana II), Miklos Banffy

Continúo con la trilogía transilvana.

En este segundo volumen la narración gana en intensidad e interés.

Laszlo continua su cuesta abajo y poco a poco va desapareciendo del foco de Banffy que se fija cada vez más en Balint y Adrienne.

Balint sigue sigue viviendo dividido entre el gran mundo político de Budapest y el pequeño mundo aristocrático y rural de transilvania, ocupandose de la gestión de las propiedades de su familia. Y por supuesto, viviendo con creciente intensidad y compromiso su renovada historia de amor con Adrienne.

Adrienne está convencida de no poder seguir adelante. No puede renunciar a Balint, pero su honor no le permite abandonar a Uzdy. El lector se teme lo peor cuando en Venecia, durante unas breves semanas, Balint conseguirá involucrar a Ady en una común conjura para utilizar la pasión como antídoto de la muerte.

Más adelante, la relación se volverá romper y Balint volverá presionar. Ady sufre pero no se decide.

Mientras tanto la situación política, nacional e internacional, no deja de hacerse más difícil: la anexión de Bosnia, las crisis Turcas, la creciente tensión en los Balcanes... La primera guerra mundial se acerca, pero casi nadie la ve venir...

Si en la primera novela la naturaleza tenía una importancia secundaria frente a la vida social, en esta segunda se invierten los términos. Y es que Balint, para dar un poco de sentido a su vida decide involucrarse en la gestión de las propiedades familiares.

La zona en la que está afincada la familia Abady es rica en bosques y su explotación será la principal fuente de las rentas de dicha familia. Así que Balint pasa las semanas viajando a caballo por las profundidades de los abetales transilvanos, acampando  en los prados y lavándose en los arroyos, evitando a los osos pardos, siempre acompañado de mayorales y guardabosques.

Con seguridad, a Banffy le gustaba la naturaleza. Eso se nota en las maravillosas descripciones de los bosques y las montañas, de su silencio, su fuerza y su inconmensurable belleza.