lunes, 25 de diciembre de 2017

Huye rápido, vete lejos, Fred Vargas

Otra aventura de Aadamsberg.

En París aparecen cuatros pintados en las puertas de las casas. Al poco, aparecen muertos. Peste. La noticia se divulga con rapidez. Aparece el caos.

Entre tanto, Adamsberg, desolado por la huida de Camille, debe hacer frente al asesino.

Gran novela. Todo lo grande que puede ser una novela de género.

Una historia original, siempre ligeramente tiznada de algo extraño, esotérico, oscuro, más o menos antropológico, y unos maravillosos personajes secundarios. Este y no otro es el secreto del éxito de Vargas.

Insisto en los secundarios. En todas sus novelas aparecen dos o tres personajes memorables. Aquí también.
Por nombrar un par: Le Guen, el pregonero exmarino y Decambrais el viejo sabio que ha leído todo lo que se ha escrito en la lengua en la que se ha escrito, 

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