viernes, 16 de marzo de 2018

Moby Dick, Herman Melville

Segunda lectura.

Obra inabarcable, como la erudición de su autor.

Obra riquísima en simbología e interpretaciones.

Ofrece múltiples lecturas. Puede leerse como novela filosófica repleta de símbolos. Como novela de aventuras, saltando los capítulos aburridos, que los hay. O como documental sobre los balleneros, su vida y su actividad.

O como obra épica, con momentos de intensidad homérica.

Y uno de los grandes inicios novelísticos de la historia de la literatura: "Podéis llamarme Ismael..."

Decir que le sobran páginas..., que digo... capítulos enteros, es tan obvio como que la naturaleza extensa, dispersa, ramificada, casi fractal, es consustancial con la obra de Melville.

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