viernes, 14 de febrero de 2020

Miquiño mío, Emilia Pardo Bazán

Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós mantuvieron durante décadas una estrecha amistad que evolucionó desde una relación maestro-discípula en sus inicios, hasta una unión sentimental estable, pasando por una colaboración e intercambio de favores profesionales.

EPB estaba casada y vivía en Galicia mientras que BPG era soltero y vivía en Madrid. Por tanto, la relación entre ambos tenía una importante dimensión epistolar.

Isabel Parreño y Juan Manuel Hernández, hace unos años, se encargaron de rescatar de bibliotecas y archivos esta correspondencia. Al menos, la parte de EPB.

Asomarse a la intimidad de EPB y BPG es muy divertido. Indudablemente hay un aire un poco voyeurista en esto de leer correspondencia privada, escrita con intención de no ser leída por nadie más que su destinatario, aunque los protagonistas de esta historia hayan muerto hace un siglo.

Yo no conocía apenas a EPB, pero de la lectura de su correspondencia me llamó mucho la atención su vitalidad, su modernidad, su feminismo y su progresismo
auténtico. EPB mostraba con desinhibición en sus cartas las ganas que le tenía a BPG. También era capaz de viajar a Berlín, Londres o París, sola, y pasar un par de meses recluida en archivos y bibliotecas durante la mañana y la tarde, y reuniéndose con literatos e intelectuales durante la noche.

Y, lo más importante, era capaz de renunciar a la notable fortuna familiar para ganarse el pan solo con sus trabajos literarios y periodísticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario