martes, 20 de abril de 2021

Caballos desbocados, Yukio Mishima

Continuo con la segunda parte del mar de la tranquilidad.

Han pasado unos años. Honda es un respetable juez del distrito de Osaka, mientras que Isao Iinuma, hijo del Iinuma preceptor de Kiyoaki, es un joven radical muy comprometido políticamente. 

La primera guerra mundial ha supuesto para Japón mejorar su estatus internacional, pero los años 30, en Japón al igual que en Europa, serán propicios a la aparición  de movimientos ultranacionalistas.

Isao será uno de los jóvenes que creen que para recuperar el antiguo esplendor imperial del Japón es necesario destruir las estructuras que mantienen postrado a su país ante las grandes potencias. En particular los lideres de los grandes zaibatsus.

Para ello Isao creará una milicia de jóvenes decididos a asesinar a algunos de los líderes económicos del país, provocar el estado de excepción y quizá abrir el camino a grandes movimientos políticos. Por supuesto, independientemente del éxito de la empresa, Isao y sus conmilitones pondrán fin a sus vidas de manera ritual mediante el seppuku.

A lo largo de la novela, Honda se convencerá de que Isao es la reencarnación de Kiyoaki, lo cual servirá de ligazón entre esta novela y Nieve de primavera.

Es impactante tomar contacto con el fanatismo políticamente puro de Isao. Solo su vida marca el limite. O su muerte. Por un lado, compromiso total con una causa política. Por otro lado, renuncia máxima. Isao  y sus amigos solo quieren acercar una nueve época de esplendor imperial. Para ellos, perder la vida por el emperador es la gloria.

Por último resulta inevitable establecer paralelismos entre Isao y las dramáticas aventuras políticas emprendidas por Mishima en los últimos años de su vida.

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