viernes, 20 de agosto de 2021

Una nulidad de hombre, Fatos Kongoli

Siempre he sentido curiosidad por Albanía. Eso de que fuera una de las últimas y más orgullosas dictaduras comunistas, una especie de Corea del Norte balcánica, no dejaba de tener su punto.

Y una manera de conocer esos países que nunca vas a visitar es leer su literatura. Hasta hace pocos años la literatura albanesa parecía reducirse a Ismail Kadaré. Con el fin del comunismo en Albania se está publicando a otros autores. Por ejemplo este Fatos Kongoli.

Una nulidad de hombre nos cuenta la historia de un hombre que teniendo la oportunidad de huir a Italia, renuncia y elije permanecer en la Albania de Enver Hoxha. La subsiguiente crisis personal le permitirá recorrer su vida y contarla entretejida con las reflexiones desde el presente: su adolescencia en una pequeña ciudad, sus amores y desamores, sus amistades, sus trabajos... Vamos, lo normal.

Lo más interesante de la novela es como el autor consigue transmitir la claustrofobia y el terror que la vida bajo el régimen impone a todos los ciudadanos. No es solo que la de Hoxha fuera una dictadura, que lo era, sino el control absoluto que el aparato policial y parapolicial del régimen impone sobre todos los ciudadanos, hasta el punto que éstos dejan de serlo, ciudadanos, y pasan a ser servidores del gobierno.

Especialmente escalofriante resulta leer como la muestra de la más mínima disidencia en cualquier miembro de la familia supone una mancha que se extiende poco a poco y que llegará a comprometer el futuro de cualquiera de sus miembros.

También resulta llamativo que, aparentemente, en la dictadura de Hoxha la ideología no tiene ninguna presencia pública. De alguna manera, es como si la dictadura fuera químicamente pura. No hay ideas políticas, solo hay la tiranía del aparato del partido.

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