jueves, 1 de agosto de 2013

La gente de Smiley, John Le carré

El agente Smiley aparece en ocho de las novelas de John Le Carré. De ellas, en cinco, tiene un papel relevante y, en estas cinco, hay tres que forman algo semejante a una serie o trilogía: El topo (1974), El honorable colegial (1977) y La gente de Smiley (1979).

Acabo de leer esta última, que da fin a la trilogía. De las tres, es en ésta en la que George Smiley cobra un mayor protagonismo y, por tanto, es en esta novela en la que podemos conocer con más profundidad a este personaje, la mayor creación literaria de la novela de espionaje.

En esta novela, concluye la caza de Karla, jefe de los espias soviéticos e imagen especular de Smiley al otro lado del telón de acero. Cobrar esta pieza de caza mayor permitirá a Smiley, si no lo había conseguido ya, convertirse en un mito y maestro para espías y aspirantes a espía.

A lo largo de la narración, seremos la sombra de Smiley y le acompañaremos, tanto en apasionantes investigaciones como en emocionantes y peligrosos trabajos de campo.
La grandeza de Smiley está en su astucia, su humanidad, su discrección y su humildad. Smiley es tan atractivo porque, como enseguida queda claro, es un perdedor y eso siempre le hace atractivo. Es un perdedor, porque a pesar de su indudable pericia profesional, a la devoción de sus colaboradores y al respeto de sus enemigos, en su vida personal no es capaz de retener a su lado a su amada Ann. Además, como buen perdedor, tampoco es capaz de romper amarras y de liberarse de la pesada carga que le supone su constante añoranza.

La trama, compleja como siempre. La narración, ágil y eficaz. Los diálogos siempre notable y, en ocasiones, como en el decisivo interrogatorio de Grigoriev, magistrales.

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