lunes, 13 de junio de 2016

Los muchachos de zinc,Svetlana Alexievich

El premio Nobel del año pasado fue a parar a Svetlana Alexievich, periodista bielorusa.

En su momento no me interesó. Pero el otro día, buscando gasolina literaria, me topé con uno de sus libros, sobre la movida de Afganistán y, por algún motivo, éste me interesó.

Acabo de terminarlo. Este libro me ha provocado un impacto emocional profundo. No es que no supiera que terrible es la guerra, cualquier guerra, pero el libro me ha proporcionado una comprensión diferente del asunto. Diferente por ser de otro tipo, más emotiva, no por ser una comprensión más profunda.

Los libros de Alexievich son mosaicos. Sus teselas son monólogos, normalmente breves, a cargo de diversos protagonistas de los hechos que el libro ilumina. Los monólogos, en este caso, se han extraído de entrevistas, presenciales o telefónicas, mantenidas por la autora, a lo largo de años, con los protagonistas.

El resultado es muy emotivo y cercano al lector. En mi opinión, una parte importante de la potencia del texto descansa en la especial técnica entrevistadora usada por Alexievich. La periodista se acerca al protagonista, se gana su confianza y le invita a contar su historia. El resultado, en muchas ocasiones, es algo parecido a la rotura de un dique. La historia, macerada a lo largo de años, fluye de manera convincente, y a veces inconexa, pero siempre con fuerza.

Muy recomendable.

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