lunes, 22 de enero de 2018

El motel del voyeur, Gay Talese

Talese, junto con Wolfe, son los dos elementos más conocidos de eso que se dio en llamar Nuevo Periodismo. O sea, mixtificar periodismo y literatura.

Y El motel del voyeur es un buen ejemplo de Nuevo Periodismo. Gerald Foos, norteamericano, en la cuarentena, se pone en contacto con Talese y le cuenta que se ha comprado un motel, con la intención de instalar dispositivos que le permitan espiar a sus clientes de manera cómoda y segura.

Talese acepta una invitación de Foos, se acerca al motel, comprueba la autenticidad de la historia, e inaugura una relación con Foos, principalmente epistolar, que durará más de 30 años.

A lo largo de estos 30 años, Talese irá recibiendo los diarios de las observaciones que Foos, a veces en compañía de su esposa, hace desde su desván.

Y Talese nos cuenta esta historia, intercalando sus observaciones, fragmentos textuales de los diarios de Foos, entrevistas con Foos y otros elementos.

Recientemente, se ha sabido que la historia de Foos podía ser parcialmente falsa. Esto afecta a la credibilidad de Foos y, por supuesto, a la de Talese, un tipo con gran prestigio y ya en el ocaso de su carrera.

Por tanto, instauradas dudas sobre la veracidad, queda el relato. Interesante, divertido y revelador de como somos las personas, aquí allí y en cualquier otro lugar.

Llama la atención las pretensiones de fino analista de las complejidades del alma humana que el tal Foos destilaba. Cuando, a lo más, era un voyeur de libro. Con ínfulas, eso sí.

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