Poco que añadir. Muy semejante a Las aventuras de Alatriste.
Lo más destacable de la novela, en mi opinión, es la escalofriante descripción del auto de fe al que está a punto de ser sometido Iñigo Balboa.
Y más escalofriante todavía la descripción de la brutalidad, impiedad y crueldad de los madrileños de la época, capaces de disfrutar como enanos, en medio de un ambiente festivo digno de otras circunstancias, del espectáculo de una docena de inocentes de variados géneros, edades y condiciones siendo agarrotados y/o quemados en la plaza.
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