viernes, 12 de julio de 2019

Voces de Chernobil, Svetlana Alexiévich

Hace un tiempo leí Los muchachos de zinc, de la recientemente nobelizada Alexiévich.

Me remito a lo que escribí en aquel momento acerca del singular camino elegido por la periodista bielorusa para abordar la realidad.

En aquel caso Afganistán. En este caso Chernobil. Igual de interesante. Igual de emotivo. Igual de impactante.

En relación a Chernobil, tan de moda ahora por la serie homónima, llama la atención que algunos puntos de vista, a mi juicio sorprendentes, son expresados con reiteración por los protagonistas.

Por ejemplo, su convencimiento de pertenecer a un gran país, un gran país que saldría victorioso, como  siempre lo había hecho.

Por ejemplo su orgullo y su compromiso con el estado soviético. No con Rusia, sino con el comunismo y con el estado soviético.

Por ejemplo su estrecha vinculación con la tierra, el paso de las estaciones, los animales y las plantas y, por supuesto, los muertos.

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