Baroja acostumbraba a agrupar sus novelas en grupos de manera más o menos arbitraria. Esta, su primera novela, se incluye en su trilogía-tetralogía La tierra vasca.
La casa de Aizgorri es una novela extraña. Breve, dialogada como obra de teatro, triste y apagada como la tierra vasca bajo la niebla.
Una pequeña historia familiar, enmarcada en los conflictos laborales y económicos que la modernidad plantea en una sociedad cerrada y construida sobre el respeto a las tradiciones.
Y al fondo, algunos de los temas y rasgos narrativos que Baroja hará suyos a lo largo de los años. Entre los primeros, la degeneración de la raza y el fatalismo. Entre los segundos, la agilidad y el dinamismo.
En cualquier caso, novela floja, según mi parecer. A veces da la impresión de ser poco más que un esbozo de novela.
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