lunes, 17 de agosto de 2015

Pastoral amercicana, Philip Roth

Inclinémonos ante una de las GRANDES novelas del pasado siglo.

Asistimos, en primerísima fila, al devenir vital de el Sueco Lvov, epítome del sueño americano.

Tras tres generaciones de trabajo, esfuerzo e integración, la familia Lvov ha alcanzado lo más importante que puede alcanzar una familia de inmigrantes llegados hace un siglo a los EEUU: la respetabilidad. Y, por supuesto, una buena salud económica, pero esto es casi secundario.

La familia Lvov es respetada.  Y el Sueco Lvov es respetado, admirado, envidiado e idolatrado. El orgullo, de ser americano, de haber prosperado, de hacer siempre lo que se espera de él, le desborda.

Y entonces estalla la bomba. Bomba en forma de hija adolescente provocadora, nihilista, destructora y autodestructiva, y antisistema. El odia de la hija hacia todo lo que su familia, y en especial su padre, representa es tan grande que conseguirá hacer estallar en pedazos ese way of life que con tanto trabajo sus padres, sus abuelos y sus bisabuelos han conseguido y que tan preciado y admirable les parece.

Y el Sueco se enfrenta a la incomprensión absoluta. ¿Porqué?

Todo ello, narrado con una maestría absoluta. Una delicia, vamos.

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