miércoles, 12 de julio de 2017

Asesinos sin rostro, Henning Mankell

Como siempre, en verano da pereza abordar lecturas sesudas y un poco de remordimiento gastar el valioso tiempo estival en probar cosas nuevas. Así que, con frecuencia, paso la canícula releyendo historias ya leídas.

Este verano, vagando indeciso por mi Kindle, no pude evitar la tentación de releer a uno de mis autores preferidos: Henning Mankell.

Así que aquí estoy, con la primera de las novelas de Wallander.

Suelo tener poco éxito en mis recomendaciones, pero por eso no dejo de intentarlo. Creo que se lo he recomendado a todo mi circulo próximo. Henning, me debes una.

A lo que vamos . Asesinos sin rostro es una muy buena novela policíaca. Un par de ancianos son asesinados con inusitada violencia en una comunidad rural. La investigación se eterniza, mientras se siguen multitud de pistas falsas. Al final, tras unos cuantos meses, el trabajo se centra en la comunidad de refugiados políticos y en el móvil de robo.

Como novela policíaca, es notable por su ritmo, la riqueza de la trama, el realismo y el desarrollo de los personajes principales. Pero esa es solo la primera lectura de la novela. Hay unas cuantas más. Sin ánimo de ser exhaustivo...

1. Relaciones personales. La dificultad del protagonista, Wallander, recién salido de una ruptura sentimental, para establecer una correcta relación, tanto con su padre, como con su hija.
2. Trabajo policial. En un escenario de recortes y de creciente conflictividad social, la dificultad de la policía para abarcar todas las responsabilidades que recaen sobre ellos.
3. Inmigración. Dudas sobre el control que el estado sueco ejerce sobre las fronteras de su país y sobre el flujo de emigrantes y/o refugiados.
4. El trabajo. El trabajo policial es trabajo en equipo, con sus dificultades y sus grandes satisfacciones.
5. Medios de comunicación. La presión insaciable de los mass media por la información, en tiempo y forma, y sus posterior trivialización y manipulación.
6. Cambio social. Wallander, en esta novela, frisa la cuarentena, y ya percibe, de manera constante, la aceleración progresiva de los cambios sociales y su incapacidad para mantener el ritmo.

En resumen, en esta novela escrita a principios de los 90 del pasado siglo, el astuto Mankell ya veía con claridad en la sociedad sueca muchos de los problemas que  entonces ni se vislumbraban en España, pero que ahora y durante las próximas décadas van a estar de actualidad.

Aquí no se agotan las novelas de Wallander, pero como pienso seguir con ellas, volveré sobre estas cuestiones.

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