Segunda novela de la serie Wallander. No tan buena como la primera.
Tras recibir a un par de cadáveres dentro de un bote a la deriva, la historia llevará a Wallander a Letonia, donde tendrá que pelear con las estructuras policiales de un país todavía totalitario, para desentrañar una potente conspiración.
Puntos fuertes: la descripción de Letonia, sus tensiones internas y externas y el proceso de transformación al que está sometida. Hay que tener en cuenta que estamos en los primeros años 90 del siglo pasado.
Puntos débiles: la historia es un pelín rocambolesca. Wallander abandona su valioso realismo.
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