jueves, 14 de septiembre de 2017

Dublinés, Alfonso Zapico

La vida de los grandes casi siempre es interesante. En este caso estamos ante James Joyce.

Casi  nunca la excelencia artística camina junto a la excelencia humana. Joyce es un caso parádigmático.

Irresponsable, juerguista, dipsómano, obsesivo. Desde luego, Nora Barnacle, su compañera durante varias décadas, se ganó el cielo.

También, como casi siempre, para el genio es difícil ganarse la vida. En el caso de Joyce, dando clases, de un lugar a otro, siempre con apuros económicos.

El genio, siempre hace difícil la vida a los que están alrededor. Siempre necesita de su determinación y de su obsesión creativa para vencer los obstáculos y parir su obra.

En cuanto a los aspectos técnicos de la obra, nada destacable. Quizá hubiera ganado con un poco de color.

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