miércoles, 26 de septiembre de 2018

La conquista de Plassans, Emile Zola

Parece una novela de Simenon. A la historia le ocurre lo mismo que a los caracoles en el agua caliente. Poco a poco, la historia va avanzando. No te das cuenta y, de repente, se ha planteado una situación bien interesante.

Los Mouret llevan una plácida vida burguesa en una ciudad de provincias. El padre Faujas llega de París y se aloja, temporalmente, en la segunda planta de la vivienda de los Mouret.

A partir de aquí, de manera progresiva, Marthe, esposa de Mouret, incubará una fiebre religiosa fanática y una querencia enfermiza por Faujas.

Su pasión no satisfecha la llevará a la locura. Mientras, Mouret, desplazado y ninguneado, va cayendo en la depresión.

Todo podría quedar aquí si no fuera por la infinita malevolencia humana. Poco a poco, Mouret se convertirá en chivo expiatorio de la ciudad y sobre él recaerán las más increíbles  e injustificadas acusaciones hasta que, al fin, pierda la razón como su esposa.

Al fondo, la lucha política en la pequeña ciudad de provincias. Bonapartistas, realistas y republicanos se disputan el favor de los ciudadanos. Faujas se va apoderando del mundo de Mouret. Si fuera una novela de Simennon, Mouret acabaría asesinando a Faujas.

La conquista de Plassans resulta ser una novela asombrosamente moderna en su planteamiento. Además,  con un desenlace sorprendente y dramático.

Buena lectura.

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