sábado, 16 de marzo de 2019

GB84, David Peace


Las vanguardias literarias y su maldición.

Ya entrado el s. XX, siguiendo el paso de los artistas plásticos, o quizá precediendolos, los literatos se convencieron de que no alcanzarían los laureles de su arte solo con una escritura eficaz y comprensible, por mucho que ésta fuera técnicamente perfecta y que la creación literaria fuera precisa y convincente.

Para saborear la gloria, de entonces en adelante, sería necesario inventar artilugios técnicos tan difíciles de manejar por el escritor como de integrar en la experiencia lectora por el propio lector: fragmentación, diferentes puntos de vista, elipsis, flujo de conciencia, saltos temporales y espaciales, escritura automática ... y otros más.

El resultado, incluso para el lector experimentado y diligente, es, a menudo, frustrante.

GB84 me parece un caso paradigmático. Una historia fascinante, un trabajo de documentación exhaustivo, una gran competencia técnica... y todo tirado por la borda gracias a la pretenciosidad del propio autor.

Estamos ante uno de esos binomios persona/acontecimiento con impacto real en el discurrir de la historia.

GB84. Es decir: Gran Bretaña, 1984. Margaret Thatcher a los mandos. GB no es la potencia regional que conocemos hoy en día. Más bien es una potencia colonial venida a menos que se mueve en una progresiva atonía comercial, financiera y cultural desde el final de la IIWW. MT está convencida de que tras sucesivos gobiernos laboristas, el sector público, protegido desde las potentes trade unions, con su hipertrofia y su lentitud está lastrando el progreso británico. Y ella, que tras sus primeros años de gobierno y el reciente éxito de las Malvinas empieza a sentirse con fuerza, se ha conjurado para matar tres pájaros de un tiro.

Primo: disminuir el peso del sector público en un ámbito estratégico, como es el energético. Secundo: acabar con el poder omnímodo de las trade unions en el ámbito industrial. Tertio: dar un impulso a su vacilante jefatura de gobierno.

Para ello, MT acometerá el cierre de algunas de las minas públicoa y el consecuente despido de más de 20.000 mineros. La respuesta del NUM, National Union of Mineworkers, será una huelga de más de un año en la que llegaron a participar 150.000 mineros.

El resultado será el enfrentamiento brutal entre mineros y sindicatos, por un lado, y el aparato policial y parapolicial del estado, por el otro. Y el resto es historia: MT ganará la batalla, el aparato sindical quedará debilitado y el gobierno se verá reforzado e impulsado a iniciar un movimiento liberalizador de gran envergadura, con el apoyo de otro gran liberal al otro lado del oceano, Ronald Reagan.

Y la novela...., resulta una gran ocasión perdida. El estilo utilizado por David Peace dificulta enormemente la comprensión de la trama y de los sucesos narrados. El autor intenta trasladar a la letra escrita el ambiente de tensión, violencia, miedo e incertidumbre que se vivió en GB durante aquellos meses. Para ello, utiliza algunos recursos literarios de manera abusiva. Entre ellos, la reiteración, la fragmentación y la elipsis.

Indudablemente estos recursos consiguen el efecto deseado, que no es otro que lograr una prosa contundente, violenta y capaz de evocar  la tensión y el conflicto. Pero como ya he comentado, eso se consigue a un precio altísimo, que no es otro que condenar a la trama y a su evolución argumental a la oscuridad y, a ratos, a la irrelevancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario