lunes, 1 de abril de 2019

El corazón es un cazador solitario, Carson McCullers

Carson McCullers tenía apenas 23 años cuando publicó El corazón es un cazador solitario. Por si eso fuera poco, Carson era mujer, y vivía en Georgia, uno de los estados más pobres de los EEUU y donde la cuestión racial siempre ha estado y estará presente.

Desde luego, el asunto racial, si ser lo principal de la novela, sobrevuela constantemente la narración.

Esta novela es valiosa, sobre todo, por el interés de sus personajes como creaciones literarias.

Tenemos a Mick Kelly, una jovencita descarada, valiente e inteligente que se relaciona con los demás al margen de las limitaciones propias de su sexo, de su edad y de su tiempo.

Tenemos al mudo Singer, enamorado del gordo Antonapoulos, que hace las funciones de espejo en el que todos los demás se miran y en el que todos creen escuchar lo que les interesa, pese a que Singer casi nunca habla, ya que prefiere escuchar a los demás a hablar por señas.

Y otros secundarios de interés, como Blount, un comunista desencantado y frustrado por la desidia y el desinterés de los parias del mundo por su propio futuro.

Lo importante de la novela no es lo que ocurre, sino acompañar a los personajes en su discurrir, a ratos feliz, a ratos más bien triste, siempre melancólico, y siempre en lucha con la difícil tarea de la comunicación humana.

Es maravillosa la descripción de la historia de amor entre el mudo Singer y el gordo Antonapoulos con la que se inicia la narración.

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