domingo, 20 de junio de 2021

El templo del alba, Yukio Mishima

Tercer volumen de El mar de la fertilidad. Y de más difícil lectura que los anteriores.

El tiempo pasa y Honda, auténtico protagonista de la cuatrilogía, está de viaje de negocios en el sudeste asiático. Allí, además de resolver con solvencia sus asuntos profesionales, Honda se entregará a la introspección y el espiritualismo, primero en Tailandia y más tarde en la India. 

Las páginas que nos cuentan el viaje interior de Honda en Benarés son a ratos insoportablemente aburridas, a no ser que el lector esté interesado en el samsara, la transmigración y demás movidas budistas. Interesado de verdad.

Por otro lado, en ocasiones su prosa es tan rica en imágenes y metáforas que resulta adictiva. De hecho, algunos de los pasajes narrados por Mishima, especialmente las cremaciones que ocurren en las escalinatas del Ganges en Benarés me han impactado profundamente, a pesar de ser un lector completamente ajeno a ese mundo.

Si superamos esta primera parte de la novela sin arrojarla por la ventana nos encontraremos con algo mucho más interesante y más fácil de leer para un lector occidental normal.

Han pasado 15 años y Honda se ha construido una bonita casa con vistas al Fuji, en la que veremos desfilar en variados eventos sociales a una colección de personajes de lo más variopintos. Entre ellos Ying-Chan, princesa tailandesa, reencarnación de Kiyoaki y de Isao, de la cual Honda se enamorará. En ella, conseguirá estimular y sublimar su sexualidad ya un tanto agotada.

En resumen, una novela difícil, no recomendada para pasar el rato, pero, por otro lado, inolvidable.

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