Este libro es breve y se lee con facilidad. González nos permite recorrer con él las calles de Nueva York a la vez que nos cuenta lo que a él le parece de interés: a veces dónde comer la mejor hamburguesa, o la historia de los Mets y de los Yankees , o sus desventuras a la busca de apartamento en Manhattan.
Las urbanizaciones de casas iguales para gente igual que piensa igual generan ignorancia y paranoia.
El texto siempre resulta entretenido, irónico y amable para el lector, aunque es poco lo que se saca en forma de sugerencias o ideas para la visita.
En mi opinión, el libro adolece de falta de solidez.
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