lunes, 1 de septiembre de 2014

Relatos autobiográficos, Thomas Bernhard

Los últimos años me he aficionado a los relatos autobiográficos. Casi siempre, leer la autobiografía de alguien, es, en cierto modo, vivir esa vida. Ni siquiera es necesario tener un interés previo por el personaje en cuestión. Tan solo es necesario que el autobiografo escriba bien y tenga algo que contar. Lo demás viene solo.

Lees y lees, vas leyendo y leyendo, te metes en la piel del tipo al que lees, y cada una de sus reflexiones, ideas y sentimientos, adquieren una nueva textura, cada vez más real.

Acabo de leer los relatos autobiográficos del escritor austriaco Thomas Bernhard. Este escritor, muy valorado hoy en día, y encasillado cómo escritor de culto, adquirió cierta notoriedad solo con la publicación de estos relatos autobiográficos. Ciertamente, tienen un gran interés, aunque en ocasiones, puedan pecar de notable diletantismo. Pese a ello, y a otras características que dificultan su lectura, por ejemplo la ausencia de puntos y aparte, la presencia de incomprensibles pajas mentales en forma de soliloquío, la lectura es atractiva. A veces, adictiva e hipnótica.

Bernhard tuvo una vida complicada. El sufrimiento y la soledad ocupan un lugar importante en la vida de este escritor. Tanto que llama la atención que haya sido capaz de salir de ese pozo de tristeza y sufrimiento para convertirse en escritor de éxito. O igual no lo ha hecho y disfruta su fama desde la pena y el desconsuelo.

En cualquier caso, la lectura de El Origen, El sótano, El aliento, El frío y Un niño es muy recomendable.

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