miércoles, 20 de julio de 2016

Vicio propio, Thomas Pynchon

Me falta valor para enfrentarme a Pynchon. Al menos, a un Pynchon pleno, así que, de momento, me he conformado con Vicio propio. Según todo el que le ha leído, el Pynchon más accesible.

Eso no quiere decir que sea fácil de leer. La narración es lineal, sí, pero el inverosímil número de personajes, lo complejo de la trama y la sutileza de algunos diálogos, hacen que su lectura sea difícil, aunque seguro que mucho menos que Contraluz o El arcoiris de gravedad.

La historia es una historia típica de novela negra. Un tipo ha desaparecido. La chica del tipo acude al detective privado, el prota Doc Sportello, para que lo encuentre. En medio, el FBI, la LAPD, la mafia, chicas, alcohol, surf y muchos porros y mucha música.

La historia ocurre a finales de los 60, en plena efervescencia hippy y absoluto desenfreno químico.

La narración desborda inteligente sentido del humor.

Una buena novela pero, desde el principio, no le he dedicado la atención necesaria y, poco a poco, la trama se me ha ido escapando.

Quizá valga la pena una nueva lectura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario