viernes, 20 de julio de 2018

Madame Bovary, Gustave Flaubert

Reseñar una obra maestra de la literatura  es una gran responsabilidad. Pero... alllá vamos.

Lo primero, el argumento.

Charles y Emma Bovary acaban de contraer matrimonio. Viven en un  pueblecito sin interés especial. Él es médico. Ella, hija de un propietario rural. Pero Emma ha leído muchas novelas románticas y, en cierto sentido, al modo de Alonso Quijano, ha perdido la razón. Si no la razón, al menos, cierta capacidad de interpretar la realidad acorde a lo que ésta es. De hecho Emma está tan confundida que no tiene ni idea de lo que es el amor y el matrimonio. Ella espera la pasión deslumbrante y aniquiladora de las novelas, pero tras casar sin amor, a la espera de que el tiempo convierta el respeto y la convivencia en pasión, admiración y locura, enseguida se sentirá profundamente frustrada.

Porque Charles es un hombre anodino y sin ambición y Emma será una mujer eternamente insatisfecha. Lee revistas y pasa el tiempo en ensoñaciones adolescentes, pensando que la vida que vive no vale la pena y deseando estar inmersa en el gran mundo parisino, tan deslumbrante visto desde una húmeda, fría y triste provincia.

Por lo anterior Emma, poco a poco, se irá desentendiendo de su marido y de su hija y buscará, allá donde la encuentre la pasión, las emociones, el riesgo y una vida plena.

Pero la búsqueda, obviamente será estéril, porque Emma busca algo que no existe. Apagado el fulgor momentáneo de la aventura, la mentira, el flechazo, el sexo o la declaración de amor eterno, tarde o temprano volverá a su mundo, que a ella le parece insoportable de tan vulgar.

Como es fácil de imaginar está carrera está abocada a un final tan triste como dramático

Y ahora hay que responder a la pregunta: ¿Por qué esta novela se ha convertido en una de las grandesgrandesgrandes de la historia de la literaturas.

Sin entrar en técnicos jeribeques, yo diría que alguno de sus puntos interesantes son los siguientes:

1. La valentía de Flaubert a la hora de crear una heroína femenina que, quizá por primera vez en la historia de la literatura, se desentiende de marido e hijos para buscar su propia satisfacción, aunque acabe pagando un precio altísimo

2. El desenlace de la novela es de un dramatismo insuperable

3. La maestría de Flaubert para describir el mundo provinciano, tan complejo y a la vez, tan simple.

4. La magistral caracterización sentimental de Emma Bovary, de sus ansias, de sus ilusiones, de sus frustraciones y su lento declive hacia el abismo.

Para mi, resulto inolvidable, tanto en la primera lectura como en esta segunda, una escena secundaria, apenas importante en la novela. Aquella del pobre Hypolite, mozo del hotelucho de Yonville, con pie zambo de nacimiento, pero enérgico y entusiasta y que se desempeña a las mil maravillas. Pero para su desgracia, el farmacéutico Homeau y Emmma  se convencen de la extraordinaria oportunidad que supone el pobre diablo para la fama de Charles y para el progreso de la ciudad. Podría ser operado por Charles y su pie zambo vuelto a la normalidad, algo sin precedentes en Paris, no digamos en la provincia. Hypolite no tiene ningún interés en la operación quirúrgica, pero ni siquiera imagina la posibilidad de negarse. Charles no está decidido, pero está desesperado por mantener a Emma junto a él y cree que mejorar su prestigio puede ser un buen camino.

Por su puesto, la operación será un fracaso total, que supondrá sufrimiento sin fin para Hypolite, angustia insoportable  y gastos muy notables para la maltrecha economía de Bovary.

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