domingo, 14 de julio de 2013

La atadura, Vanessa Duries

La atadura se ha convertido en obra de culto entre la novela erótica contemporánea.

Tras haberla leído y tras saber que su autora muríó en accidente de trafico unos meses después de la publicación de la obra, con apenas veinte años, me pregunto cual será el motivo de el ascenso de la obra al Olimpo de las obras de culto: ¿su calidad o la muerte de su autora y las circunstancias que la acompañaron?.

La atadura nos conduce, en compañía de su protagonista Laika, de viaje a los incómodos pero sin duda interesantes rincones personales en los que habitan nuestras fantasías, nuestras filias y parafilias y nuestras fobias sexuales.

Laika es una joven que se ve realizada por medio de la práctica del sadomasoquismo y de su relación amo-esclava con su amante Pierre.

La novela tiene valor como intento valiente de mostrar la cadena de pensamientos, sentimientos y acciones que permiten a una persona convertir el dolor y la sumisión en combustible que la impulse a una evolución hacia una versión de ella misma más consciente de su lugar en el mundo.

También es interesante el intento de Vanessa Duries de mostrar como el dolor puede ser la otra cara del placer y como la humillación y la sumisión pueden conducir a una libertad más plena.

La novela es breve, directa, procaz, a ratos repetitiva, pero interesante, como lo es todo aquello que pone ante ti una realidad desconocida, por desconcertante que esta experiencia pueda resultar.

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